En Fundar, uno de los ejes principales del trabajo del programa de Derechos Humanos y Lucha contra la Impunidad es el acompañamiento a familiares de personas desaparecidas en su exigencia por verdad y justicia, y en la búsqueda por la localización de sus seres queridos, así como en procesos de interlocución y en la creación de leyes y políticas públicas. En estos procesos desarrollamos metodologías para la participación de las víctimas que buscan “traducir” su experiencia y sus demandas en un lenguaje que pueda ser escuchado en los espacios oficiales e incluido en la redacción de las leyes.
Desde nuestra experiencia, la “traducción” no es un tema solamente técnico, pues tiene implicaciones políticas sobre quiénes pueden hablar y quiénes pueden ser escuchadas o escuchados en determinados contextos. Cuando no se reflexiona sobre esto, queda un punto ciego en nuestro trabajo, en el que se reproduce un cierto orden político, donde las víctimas ponen la “materia prima”, es decir, el testimonio, mientras que organizaciones e instituciones se encargan de las definiciones políticas.

Cambiar de lugar

Por ello, hemos reflexionado sobre las formas de silenciamiento, disciplinamiento y apropiación del testimonio de las víctimas, que ocurren en un circuito de poder del que también formamos parte las organizaciones de la sociedad civil, a veces con las mejores intenciones y otras, como forma de legitimar nuestro lugar o nuestras propuestas políticas. Como Centro de Investigación dedicado al análisis de políticas públicas, decidimos mirar hacia el activismo y los cuestionamientos en sectores de la academia comprometidos con la descolonización de la investigación para repensar nuestra manera de vincularnos y crear desde la retaguardia, trabajando en conjunto para hacer posibles los cambios sociales y políticos que buscamos ver en México.
La llegada de la pandemia por COVID-19 nos confrontó con la necesidad de generar otras formas de acompañamiento y vínculos solidarios. Reconocimos que era una oportunidad para proponer algo distinto a los espacios a los que generalmente son convocadas las víctimas, como talleres o capacitaciones. Así, conformamos un grupo al interior de Fundar para impulsar un taller de creación literaria, en un espacio seguro y de confianza. El equipo encontró en la escritora Brenda Navarro a una cómplice, que se identificó con la visión del proyecto y acompañó de manera comprometida a las y los familiares en todo el proceso.

Taller de creación literaria

Con el objetivo de contribuir al cambio de narrativa sobre la violencia en el país, el taller de creación literaria construyó un espacio para que las y los familiares de personas desaparecidas se expresaran de forma creativa mediante historias de ficción y no ficción. Además, buscamos ampliar los conocimientos de las y los participantes sobre los diversos productos culturales mediante su análisis y conversaciones, brindándoles de herramientas básicas para la construcción de historias.

Entre octubre y noviembre de 2020 se impartieron 8 sesiones en las que, con el apoyo de Brenda Navarro las y los familiares de personas desaparecidas fueron dándole forma a las historias sobre las que decidieron escribir, seguido de un trabajo individual de la mano de Brenda para afinar los textos. Durante todo el proceso se brindó apoyo técnico para que las y los participantes pudieran conectarse a las sesiones a través de plataformas digitales, y apoyo en el envío de sus escritos.
La ruta de publicación fue trazada en conjunto con las ahora autoras y autores, tomando en cuenta su seguridad y enfatizando la importancia de reconocer el texto como una obra literaria, a diferencia de otros productos que hemos elaborado desde Fundar. Nuestra voz no está en el libro, pues este proceso nos deja aprendizajes y abre un nuevo camino para imaginar otras formas de acompañar y construir narrativas sobre la violencia, en primera persona, desde las víctimas.